jueves, junio 14, 2007

Beethoven. Concierto para violín.Larghetto


Te acompaño en un sueño, recorro tu vientre con una melodía sincera que no tiene fin, donde los acordes corporales pueden extenderse en el tiempo sin solución de continuidad.

Cuando la música acompaña tu caida de ojos, cuando no ejerces ningún tipo de fuerza en tu cuerpo, cuando yaces a mi lado permeable tan solo a la música y a mis dedos, en ese momento en que el violín ofrece su cadencia a fin de acompañar mis movimientos, entonces, justo al final de su soledad, abres tus ojos ofreciendo amor. El instrumento intuye que ese momento no merece morir, recupera su íntimo sonido para ser ofrecido a tan especial cruce de caminos. La orquesta parece no querer inmiscuirse en algo tan íntimo y prolonga su silencio para hacerse presente al final evitando que al despertar caigamos de excesiva altura.